Se fue el despacho de la primera dama y eso produce un pequeño avance en la deteriorada institucionalidad del país. Restituir el orden del Estado es de por si una meta del gobierno de Abinader ante la profusión de organismos y entelequias creadas solo para justificar nóminas. Su riesgo es que la presión clientelar de su propio partido y las viejas prácticas políticas que ven el estado como una finca prevalezcan.