Aunque en República Dominicana Nada está lejos, el imaginario popular sitúa a las provincias fronterizas como puntos distantes por lo menos de los centros de poder. Quizá los 96 policía acostado que separan a Santiago de la ciudad del morro la haya distanciado más porque pocos se animan a no ser por trabajo a exponerse a ese pare y acelere del viaje a la línea.
La lejanía geográfica en términos insulares, porque es una ida al trabajo en cualquier continente, ha sido superada por la inmediatez de las redes sociales para quien no hay ni distancia ni policía acostado ni siquiera policías con uniforme.
A la gobernadora de Montecristi y posteriormente a su madre se le ha ido la lengua porque no entienden que la idea del país sobre si mismo esta en un proceso de cambio que les supera. No todo ha cambiado ni cambiará en lo inmediato pero nadie quiere mas de los mismo aunque por distintas razones.
El PRM es un partido suelto en banda, el locoviejismo político propio de otras épocas sigue permeando la vida nacional a pesar de que reconocemos el esfuerzo ético del presidente Abinader.
Aunque el caso que sonó es el de Montecristi en Boca Chica sigue el ruido que se inició con Josefa ahora con otra diputada y en la Descubierta hubo hasta heridos. Cuanto tendrá que aguantar este país para que los políticos entiendan que no es un botín.
