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Hay que saludar la decisión del gobierno de hacer cumplir la ley de migración. Aunque el tema de la migración haitiana irregular al país genera todo tipo de pasiones no recuerdo que ningún gobierno de los últimos años decidiera un esfuerzo por cumplir la ley.

Todos sabemos que existe todo un entramado para el ingreso irregular de haitianos en el que participan militares, transportistas y policías. Los empresarios que les contratan como mano de obra no barata sino única en las labores que los dominicanos no queremos hacer, no se interesan por la legalidad del proceso.

De cumplirse esta normativa quien quiera batata que hoye.

Durante décadas el ingreso de trabajadores haitianos, fundamentalmente para el corte de la caña en la época de oro de la industria azucarera fue formalizado por un contrato de estado a estado. La preocupación en esa época era la humanización del transporte de esos seres humanos que eran acumulados en corrales y transportados en los viejos camiones que conocimos como catareyes.

Los haitianos eran traídos y llevados en cada zafra azucarera y cuando más en los bateyes quedaban algunos cuyas habilidades eran aprovechadas por las empresas en el llamado tiempo muerto. Eso duró hasta la década del 80, esa famosa década perdida en la que se perdió todo hasta el prigilio, diría mi abuela. Entonces empezó el desorden migratorio y surgieron grupos que no quieren el orden sino fomentar la animadversión a los migrantes.

Hace una semana que el colega Manuel Espinosa Rosario advertía sobre la crisis de mano de obra en el valle de San Juan que afectaba la agricultura de la zona. Los migrantes haitianos inician en esa provincia un viaje que los lleva de pueblo en pueblo hasta que en meses de trabajo ocasional en otro llegan a la zona turística. Eso ha sido identificado en varios estudios. Por eso las crisis cíclicas tanto en el noroeste como en el Cibao Central por la ausencia de mano de obra en las labores agrícolas.

Las nuevas medidas advierten a las empresas y personas particulares que no pueden tener trabajadores irregulares so pena de altas multas. Los trabajadores haitianos que saltan de lugar en lugar tendrían ahora que iniciar un proceso de fidelización con sus empleadores.

Haiti está generando una crisis migratoria donde la República Dominicana es solo un punto de partida. Si se busca los diarios encontrará el tema desde Canadá hasta Chile. Nadie se deja morir de hambre en su casa y los vecinos están en una crisis que ya es humanitaria.