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Ayer conocimos a YANALAN Rodríguez, ayer se vio que no le queda una onza del aura que da el poder y se expresó el ser humano tal cual con sus angustias y quizás sus aspiraciones.

El hombre perfecto, de sonrisa perfecta ya no existe.

Durante varios años dije que iba todos los días al salón de belleza antes que a sus oficinas en la PGR. Lo decía por simple observación porque a la luz de los estándares de la moda el tipo siempre estaba perfecto.

La piel brillante, el pelo acomodado, la sonrisa ni más para allá ni más para acá. Sus asesores se esmeraron tanto que de no ser por la maldad expresada en la fatídica reunión del Consejo de la Magistratura en la que agredió a Mirian Germán sin piedad y mintiendo a conciencia, nos resultaría angelical.

Ayer con la calva incipiente a la vista, las arrugas de la frente visibles y la voz descompuesta en varias ocasiones conocimos al YANALAN en la expresión real de ser humano desprotegido del poder. Ayer era solo un preso rico, aunque ya eso es una diferencia.

Ayer cuando escuché atribuir mentiras al ministerio público pensé ¿y no recordará la villa que le atribuyó a la magistrada Germán que no pasaba de una casita de 125 metros?¿ Pensó YANALAN que era verdad lo del papelito que usó en el mismo escenario y con el que intentó destruir una vida en la judicatura de la actual procuradora?

YANALAN habló de sus derechos y recordé la familia que no pudo inscribir a su hijo en un colegio de privilegio simplemente porque a este hombre no le dio la gana y para ello le creó un falso expediente al padre.

El hombre desnudo del poder, angustiado y con la voz quebrada que vimos ayer puede ser cualquiera de nosotros pero es YANALAN Rodríguez que creció en una casa grande y de quien su madre dijo era gente de clase.

Viéndole en su mala hora, solo espero que preso o suelto su experiencia le advierta a otros servidores públicos, lo frágil que es el poder y los límites que tiene el dinero.