Este cuento se llama El leñador tenaz y está incluido en el libro Cuentos para pensar de Jorge Bucay, un médico, psico-dramaturgo, terapeuta y escritor argentino.
¿Reflexionamos sobre “el leñador tenaz” y las herramientas que usamos como maestros?
Es difícil creer, en muchas ocasiones los maestros, dedicamos tan poco tiempo a revisar y evaluar las estrategias de aprendizaje que hemos usado durante el proceso de enseñanza.
Nos pasa como el leñador tenaz, queremos ser muy eficientes, y seguimos aplicando los mismos métodos, las mismas didácticas, las mismas estrategias, año tras año, grupo a grupo, y nunca revisamos el hacha.
Aquí es importante revisar, diagnosticar, cuestionar y sobre todo reflexionar. Cuestionar mi labor de maestro.
¿Y qué deberíamos revisar?
El leñador tenaz, debería realizar una introspección, una revisión hacia el interior propio. Como en la historia, sería importante darnos cuenta ¿cómo esta nuestro cuerpo? ¿Cuáles son nuestras motivaciones? ¿Cuál es nuestra labor? Comparemos con la historia, el leñador:
• El leñador descansa, para estar listo para la siguiente jornada.
• Sus motivaciones son siempre romper el record de árboles talados.
• Su labor es talar árboles, satisfacer a su capataz.
El maestro debería realizar lo mismo que el leñador, descansar de manera adecuada, estar siempre listo para la siguiente jornada; mantener sus motivaciones en cuanto a los estudiantes, y su verdadera labor consisten en satisfacer las ansias de conocimiento y aprendizaje que tienen sus estudiantes.
¿Cómo es nuestra hacha de maestro?
En esta comparación es importante entender que el hacha para los maestros, son todo ese conjunto de habilidades que tiene cada educador para brindar lo mejor de sí, y acompañar de manera efectiva el proceso de aprendizaje de cada estudiante, de cada grupo.
Las hachas suelen variar dependiendo del maestro, de los saberes que imparta, de la metodología propia del área de enseñanza, de la didáctica de la ciencia y sobre todo del sello que cada profesor puede estampar en la vida de los estudiantes.
Las hachas se desgastan, debido a la dificultad de ver, de percibir y de recibir retroalimentación o feedback sobre el proceso que impartimos en el aula.
No siempre podemos talar todo un bosque con la misma hacha.
No todos los árboles tienen el mismo grosor. La madera puede variar y las estrategias para talar los árboles pueden ser diferentes, dependiendo de la zona, del suelo, del ambiente que lo rodea y de las intenciones que tenemos para usar la madera.
Lo mismo ocurre con los estudiantes, no siempre podemos usar la misma estrategia de aprendizaje, en ocasiones cada uno puede presentar una diferencia abismal en su ritmo de aprendizaje, en sus intereses, gustos, aptitudes y hasta actitudes.
Conclusiones
• Siempre revisar las herramientas que usamos, como el leñador. No realizar nuestra labor con herramientas agotadas, anticuadas o sin coherencia en el ejercicio de aprendizaje.
• Las metas que trazamos como maestros, deben ser justas, medibles e inteligentes. Nada de metas utópicas, sin mediciones y fuera de contexto.
• No siempre podemos talar todo un bosque con la misma hacha
Para cuestionarse
• ¿Cada cuánto revisas tus estrategias, didácticas y recursos para enseñar?
• ¿Te cuesta reflexionar sobre tu propio trabajo, sobre tu que hacer como maestro?
• ¿Cuáles son tus metas con en ese árbol difícil de talar?