Lo importante no es la nota, es aprender. Parece ser que el modelo educativo está centrado en la valoración cuantitativa, y hemos dejado a un lado las valoraciones cualitativas. Entonces creamos un sistema educativo que registra notas y cuantifica competencias sin tener en cuenta que la importancia radica en el aprendizaje.
Los estudiantes inician el mundo escolar maravillados por el aprendizaje, por el descubrimiento de nuevos mundos, y cuando tienen menos de 6 años parecen querer descubrir todo lo que los rodea. Entonces allí la motivación por descubrir todo lo que les rodea viene como impulsora del interior, solo necesita encausarse con la ayuda de un maestro y orientar el camino para seguir aprendiendo. En el preescolar no importan las notas, las valoraciones, solo importan aprender y hacer los deberes o actividades de cada día.
Entonces, ¿en qué momento empiezan los estudiantes a pensar en las notas? ¿Cuándo toman consciencia de que el proceso radica en aprobar o pasar las asignaturas, las materias, las clases y cada año escolar?
Parce ser que las mediciones, las notas o las valoraciones cuantitativas que se asignan al proceso de educación fueran la única forma de medir el aprendizaje, si bien parecen dar un estimativo del comportamiento de la población estudiantil que tenemos a cargo, se convierten entonces en el único mecanismo para motivar y presionar al aprendizaje de algunos estudiantes.
Es importante incentivar en los estudiantes el amor por el aprendizaje, motivar y seducir para que amen aprender, para que se enamoren del conocimiento y redescubran por si solos la posibilidad que les permite acceder a esto para transformar su entorno. El reto importante radica en motivar para aprender, no en motivar para pasar. Retar a los estudiantes a descubrir nuevos mundos. A reinterpretar su entorno y ser conscientes de la necesidad de saborear lo que realizan en cada actividad, en cada asignación de clase o en cada rutina que mantienen para aprender.
Un miedo generalizado de cualquier institución educativa, es tener unos malos resultados en una prueba externa. Cabe recordar que las pruebas externas son mediciones psicométricas de la inteligencia, contrastadas con los promedios de cada prueba o los registros históricos de las mismas. Esto supone un gran reto para las instituciones educativas y para los estudiantes.
Cambiar el paradigma de aprobar o pasar por aprender.