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Description

El desierto, favorable para el ayuno y el silencio, era para tí aquel lugar
propicio para escuchar la voz que te guiaba y conducía, te consolaba y fortalecía. Descubriste el valor de
callar las voces exteriores para escuchar al que habla en el silencio. Hoy, vivimos en mucho
ruido y velocidad. El frenesí del día a día nos absorbe. Quien se detiene, parece perder la carrera. Y la
contemplación es vista como debilidad. Pero tú me dices lo contrario... abraza el silencio, al menos por un
momento. Y así lo quiero, no pienses que no! Pero sí confieso que cuesta... y mucho.