El solo hecho de pensar en desprendernos de lo que más amamos, de lo que hemos conseguido con tanto sacrificio, puede ser algo inimaginable porque usualmente damos por hecho que nos pertenece y más si es algo que fué conseguido después de mucho tiempo de esfuerzo, trabajo y espera. Algunas veces Dios nos prueba justamente con eso, con lo que más amamos y nada más. Tal vez familia, un talento o don, un bien material que tienes como resultado del trabajo constante y disciplinado, etc. Vamos a estudiar en el episodio de hoy cómo esto puede relacionarse con la adoración que Dios exige.
Gen 22:1-14
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