En este capítulo, Michi, Mari y Rosi relatan cómo han lidiado con los deseos de sus hijos de tatuarse y/o ponerse piercings y aretes. Además, Mari no puede manejar por un tiempo prolongado. Por último, le ponen broche de oro a la conversación de los conciertos (o, ¡Rosi sigue hablando del concierto de Ricky Martin!).