Han transcurrido 46 años desde la última dictadura militar y todavía queda muchísimo por saber. Queda mucho por recorrer entre relatos y archivos que se van desclasificando. Pero me parece que está bueno empezar por el comienzo; por las “locas de plaza de mayo” como la llamaban la policía y los militares a las madres de plaza de mayo que un 30 de abril de 1977 se empezaron a dar cuenta que había otras madres buscando a sus hijos e hijas.
Con esto nacieron las famosas marchas de la resistencia o marchas del silencio; aquellas que más adelante se transformarían en un emblema de lucha internacional. Los testimonios evidencian crímenes de lesa humanidad concretos, pero la dictadura no aplicó solo picana y abuso. Su objetivo fue redefinir las relaciones sociales, segregarlas, generar pánico. Bajo el terrorismo de estado hubo una reintensificación de discursos de rechazo para conseguir un perfil de ciudadanos obedientes.
Para las disidencias esta persecución comenzó años antes como un efecto de la propaganda previa que se hizo al proceso genocida, que ya había implementado el discurso religioso; y que aun hoy continua vigente, hay muy poca información al día de hoy y por eso está muy bueno todo aquello que se hace por la memoria y la identidad de nuestra nación. Ese revisionismo que se da año tras año a través de los medios, el cine o la literatura por ejemplo. Por todo esto es necesario recordar y decir siempre, NUNCA MAS.