Una de las razones que generan ansiedad y frustración en la actualidad es el interés y la sobrevaloración de los resultados.
En la era de la velocidad y el consumo, se enfatiza cada vez más en la rapidez para poder lograr y tener.
Podríamos decir que estar atentos al proceso de lo que realizamos puede volverse un modo cotidiano de meditación. Es una forma de anclar en el aquí y ahora y de evitar la ansiedad y la exigencia de la mente que muchas veces va más rápido y quiere lograr todo ya.
Es un gran desafío promover la atención en los procesos más allá de si llegamos o no al resultado deseado.
Aporta un gran aprendizaje respecto a la capacidad de espera, mayor tolerancia a la frustración y mayor autoestima.
Cada paso que damos es importante valorarlo internamente. Si no podemos validar el proceso no hemos entendido nada, de qué sirve un gran resultado sino hemos disfrutado el camino.
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