Muy feliz IIIer domingo de Pascua. Que increíble como pasa de rápido el
tiempo y ya llevamos más de 2 semanas de pascua. El tiempo pasa, pero la
alegría pascual se mantiene y sigue creciendo. Hoy la liturgia nos dice que Cristo
resucita y lo hace en medio de su Iglesia. Una Iglesia que es mirada con
realismo y no idealizada, una Iglesia aquí en la tierra que es santa porque
Dios que la ha fundado es Santo, pero compuesta por pecadores que estamos en
peregrinación al cielo. Así es, compuesta por todos nosotros pecadores que
muchas veces nos desanimamos, disminuye nuestra fe y esto está ejemplificado en
los dos discípulos de Emaús. Son modelos de personas que han perdido la fe, ya
que el escándalo de la cruz fue muy grande.
Jesús les dice que era necesario que Él sufriera esos sufrimientos para
entrar en su gloria. Y si Jesús pasó por la cruz ¿no son necesarias también
nuestras cruces, sacrificios, aparentes decepciones?
Así como Jesús escuchó a los discípulos de Emaús, también escucha con
paciencia todas nuestras preguntas y entiende nuestro agobio. Jesús no es un
Dios lejano, ajeno a nuestra realidad, está más cerca de lo que imaginamos y
nos entiende perfectamente.
Pidámosle que nos toque hoy con su gracia, que
apaga que toda decepción y encienda el fuego de la esperanza, del fervor, que
viene del saberse muy amados y acompañados siempre por Él.