Sábado Santo. El día de calma, de silencio después de la tormenta. Han pasado tantas
cosas en los último días, que hoy se nos invita a acompañar a María Santísima y
a reflexionar en todo lo ocurrido. Podemos volver la mirada hacia atrás y ver todo
lo que hizo Jesús por nosotros en esta semana. Una semana en donde le hemos
acompañado muy de cerca y en donde nuestra compañía hacia Él no ha sido indiferente.
Hoy un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio porque el Rey duerme. Es que claro que hay silencio
sobre la tierra, ya que la Palabra de Dios, Jesús, el Verbo de Dios, ayer
viernes nosotros la silenciamos en la tierra, lo matamos en la carne. Pero si
en la tierra hay silencio y calma, la homilía dice que los abismos e infiernos
entraron en conmoción, ya que Jesús hoy desciende a los infiernos a buscar la
oveja perdida. Jesús baja con las armas de la cruz y toma de la mano a Adán y
Eva, nuestros primeros padres y a todos los justos que esperaban la salvación.