Tantos destinos, tantos vagones, trenes, horarios y paradas que ya perdí la cuenta. Y es que la verdad, en el mapa de mi vida, yo me he montado y bajado de muchos trenes, perdí uno que otro porque llegué tarde obviamente, así que tomé rutas alternas, rutas que me han hecho muy feliz porque me han llevado a destinos maravillosos. Para ciertas cosas le hice caso a mi mamá y me monte en el que ella me dijo, a la hora que me dijo y como ella dijo; ese me llevo más de una vez a donde necesitaba llegar. En otros momentos, cuando vi la hora, las condiciones y el trayecto simplemente decidí no comprar el boleto y esperar al siguiente que hacía más sentido con lo que quiero para mí. He tomado los que no era, porque olvide leer para donde iban, pero cuando me enteré me baje de inmediato. Hay unos a los que no estoy segura si me quiero subir o no, así que los sigo dejando pasar, esperando el momento en el que me sienta lista para tomarlos. Con algunos me gustaría saber la ruta exacta que van a tomar, si tienen paradas o si van directo, cuanto se demoran y a qué hora llegan. A otros me he subido sin pensarlo dos veces.