En este capítulo basado en Lucas 10:2-3 hablamos de la importancia de la obediencia en ir a la mies y hablarle a las personas. Allá fuera hay personas listas para recibir el evangelio, pero ¿cómo se va a hacer la obra si nadie se involucra? Todos tenemos una función en el cuerpo de Cristo, así que debemos de ponernos manos a la obra, dejar de calentar sillas y a hacer algo.