Como ya casi se acercan las vacaciones estoy empezando a darme tardes de descanso sabatino, a veces durmiendo; a veces colgando cuadritos en mi casa que esperaron todo el año a un mejor momento; a veces en el cine, a veces paseando y algunas otras, tirada en mi sillón viendo series envuelta en mi mameluco de jirafa.
No sé exactamente cómo es el perfil en su servicio de streaming, pero el mío está plagado de series y películas femeninas y feministas: algunas modernas, otras de época, una que otra con su debida dosis cursi y otras que hasta me atemorizan. En general, las ve histo todas más de una vez y resulta que, como sucede con los libros, cada vez que vuelvo a estas historias, descubro un matiz nuevo, diferente e inspirador. Aunque yo apenas me doy cuenta de ello, resulta que desde hace más de diez años, han llegado a mí historias de mujeres que me hacen pensar en lo que nos identifica o en lo que compartimos y encuentro en primer orden, una lucha ininterrumpida por un lugar justo para nosotras.
¿Me acompañas a escucharlo?
