Palabra de Dios: “Cuando todos los hombres de Israel vieron al hombre, huyeron de él, y tenían gran temor.” Pero David dijo al gigante: “Yo vengo ante ti en nombre del Señor de los Ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado. El Señor te entregará hoy en mis manos y yo te derribaré.” 1 Samuel 17:24, 45-46.
“Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia Ti.” 2 Crónicas 20:12
Perlas: Muchas veces hemos escuchado que tenemos que “enfrentar nuestros temores” para poder vencerlos. Vemos que David enfrentó a Goliat y lo venció, pero no sin antes haber hecho el ejercicio espiritual de enfocarse en el Dios Altísimo, y recordarle a su alma quién estaba con él, a quién servía, quién realmente peleaba sus batallas, y quién era el verdadero Poderoso Gigante. Muy frecuentemente pensamos que enfrentar algo significa enfocarse en eso, pero la verdad es que aquello en lo que nos enfocamos se vuelve más grande. Por ejemplo, si te enfocas en aquello que te produce temor, ese temor crecerá. Hoy la Palabra de Dios nos invita a que antes de enfrentar cualquier gigante, cualquier cosa que nos amenaza o atemoriza, debemos poner nuestro enfoque en Jesús; poner nuestros ojos en Él (el autor y consumador de nuestra fe). Con nuestra mirada puesta en Él, recibiendo y obedeciendo Sus instrucciones para la batalla, venceremos cualquier gigante.
Oración: Dios Todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores, hoy escojo enfocarme en Ti. Descanso en el saber que Tu Presencia está conmigo, que vas delante de mí como Poderoso Gigante, y que eres escudo alrededor de mí. Tú peleas por mí. Tú me defiendes, me proteges y me levantas por encima de los que se levantan contra mí. No temeré mal alguno porque Tú estás conmigo. Revela a mi corazón exactamente lo que Tú quieres que yo haga, adiestra mis manos para la batalla y dame las fuerzas y la capacidad para seguir confiando en Ti y obedeciéndote paso a paso. Amén.
Reto del día: Identifica tus gigantes y las batallas que tienes frente a ti. Pídele al Señor que te que permita ver cuán pequeños son para Él tus gigantes. Escoge enfocarte en el Dios Altísimo y en lo que Él te promete que hará. Toma la decisión en lo profundo de tu ser de no tener temor de tus gigantes, sino FE en Aquel que ya te dio la victoria.
