Palabra de Dios: “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel diciendo: Oh, si me dieras bendición y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me liberaras del mal para que no me dañe. Y le otorgó Dios lo que pidió.” 1 Crónicas 4:9-10
Perlas: Cuando Jabes hizo esta oración, él estaba renunciando a la miseria y a su pasado doloroso. El destino de Jabes, humanamente hablando era dolor, insignificancia y pobreza. Jabes era un ser humano que había sido maldito desde su nacimiento. Suena muy fuerte la palabra “maldito”, pero es la palabra para describir a alguien sobre quien se lanzó una maldición. Pero Jabes en algún momento de su vida aprendió acerca del Dios de Israel y de Su infinito poder, y creyó. No se conformó con la vida que supuestamente le dijeron que le tocaba vivir. De alguna manera, en su espíritu entendió que la bendición de Jehová desplazaría la maldición, y a eso exactamente se lanzó. Llegó un día en el que Jabes concluyó en su corazón que él no tenía que seguir viviendo según la maldición que le lanzaron y la forma que lo ataron, a través del nombre que le dieron. Ese es el corazón de la oración que él hizo, y Dios se complació con su oración y con su fe, y le dio todo lo que le pidió. Una maldición marcó su vida, pero la bendición de Dios la transformó para siempre.
Oración: Mi Dios amado, gracias por todo lo que me estás revelando. Gracias porque Tú eres tan poderoso y me amas tanto que aún transformas la maldición en bendición. Hoy te pido como te pidió Jabes, y lo hago con fe: Bendíceme Padre, ensancha mi territorio, que Tu mano esté sobre mí y guárdame de todo mal para que no me dañe. Amén.
Reto del día: ¿Qué te dijeron cuando eras pequeño?¿Qué mentiras creíste con respecto a tu valor y a tus capacidades? Escribe tus respuestas. Luego, pregúntale al Señor: Padre, ¿Qué piensas Tú de mí? ¿Quién dices Tú que yo soy? ¿Cuánto valgo para Ti? ¿Cuál es Tu verdad con respecto a mis capacidades? Escribe lo que Dios habla a tu corazón y atesora Su verdad.
