Desde que somos bebés aprendemos a compararnos. Veo lo que hay fuera y me miro yo, o viceversa. "Soy más (o menos) alt@, baj@, rápid@, inteligente, el/la mejor, quiero que mi negocio funcione como X, etc."
Tenemos la comparación tan integrada que apenas somos conscientes de ella. Comparamos para tomar referencias de lo que es "normal", lo que está "bien" y "mal".
Cuando emprendemos y estamos empezando o cuando comenzamos un proyecto nuevo para nosotr@s, tendemos a buscar referencias. Qué y cómo lo hacen otr@s, cómo les va. ¿Te suena?
Pues bien, en ocasiones, esto en lugar de ayudarnos, nos puede estar limitando.
