Nuestra vida sexual como creyentes estará moldeada, o por el sometimiento voluntario a la autoridad divina, o por nosotros tomando autoridad sobre nosotros mismos y sobre nuestra sexualidad como si fuéramos nuestros propios dueños. El apóstol Pablo nos insta en el pasaje de hoy a aplicar lo aprendido de la doctrina bíblica en la carta a los Romanos, a la vida cotidiana. Se supone que haya un cambio en nuestra mente que nos lleve a agradar a Dios. Todo cambio en pensamiento nos llevará a un cambio en la práctica. Nos va a separar y será una diferencia entre nosotros y los que no han conocido verdaderamente a Dios.