En este pasaje del capítulo 6 de Josué, vemos dos grupos de personas o pueblos. Unos tuvieron una victoria, para los cuales hubo regocijo, pero sobre los otros, los habitantes cananeos, cayó el juicio de Dios, sobre una ciudad completa excepto Rahab y su familia. Todos: hombres, mujeres y niños murieron bajo el juicio solemne de Dios. La cristiandad de hoy no quiere hablar de la ira santa y justa de Dios. Pero es un punto importante en la predicación del Evangelio. Y si hay una gracia, también una desgracia para aquellos que sean rechazados de esa gracia de Dios. En Jericó, la ira fue derramada contra el pecado de los cananeos.