Oración:
Señor, gracias por poder contar contigo en cada instante de mi vida. Tú me conoces desde siempre, desde la eternidad; nada hay en mí que tú no conozcas. Formaste cada célula de mi cuerpo, así como cada área de mi alma y de mi espíritu; fuiste tú quien sopló aliento para que yo existiera, oh Dios. Cada sendero que he recorrido, cada lágrima derramada, cada una de mis carcajadas, todo lo conoces y allí has estado. Me encanta saberme así de acompañado, así de amado, así de cuidado, y cuando la vida se torne gris y cuando las circunstancias amenacen con llenarme el alma con miedos, con temores, con desamores, recordaré que tú siempre estás y estás a cargo. Que cuando vivir me duela, tú eres mi consuelo perfecto, mi más alto y seguro refugio, que tú eres mi completa paz y mi absoluta esperanza y aún cuando nada sé acerca del futuro, tú eres ese futuro, mi provisión. Cuando desconozco lo que habrá, sé que en ti están mis tiempos, cada uno de mis instantes y mi completa eternidad. Gracias, gracias, gracias Dios por siempre quedarte, por siempre estar, porque me tienes rodeado por completo, porque te soy así de conocido y aún así me amas, recibe esta plegaria de gratitud en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.