Adiós primavera, adiós. No es una despedida melancólica, sino una denuncia indignada. La primavera, esa estación que nos regalaba el color de las flores, el canto de los pájaros y la brisa suave, está desapareciendo ante nuestros ojos. El verano se ha convertido en un monstruo que devora los días y las noches, que nos asfixia con su calor extremo y que nos amenaza con sus incendios y sequías.