Pedro Sánchez tiene un plan. Un plan tan sencillo como efectivo: situarse en el centro del espectro político español y presentarse como el único garante de la moderación, la estabilidad y la democracia frente a la amenaza de la extrema derecha. ¿Y cómo lo hace? Pues muy fácil: equiparando al Partido Popular y a Vox como dos caras de la misma moneda, el saco de los ultras, los antidemócratas y los reaccionarios.