Óscar Soto nació con la habilidad de ganar en cualquier tipo
de juego, y desde los seis años pensó que ganar era la forma para ser reconocido y admirado.
Hubo varios momentos en su vida en los que, milagrosamente, cayó en cuenta que estar de casino en casino, y apostando todo lo que tenía, no era la forma en la que quería seguir viviendo.
En este capítulo Óscar nos contó cómo ha sido este “desaprender”, aunque nos confesó que el amor por los juegos nunca se va. Él hoy es capaz de manejar su ganas de jugar poniéndose límites y “prendiendo” las alarmas necesarias para evitar volver a caer en la ludopatía.
Espero que la enseñanza que deja esta historia les sirva, y que se lo compartan a alguien que crean que le puede servir.
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