Santiago Guzman no se define a si mismo como esquiador profesional aunque se haya puesto los esquíes a los tres años y hoy con treinta y tres mira a sus pies y ahí siguen, firmes, con miles de bajadas y sensaciones que contar.
Desde la Patagonia argentina Santiago fue descifrándose rodeado de montañas, lagos y naturaleza, algo que repitió en cada rincón del mundo que conoció, algo que lo marco de tal manera que lo llevo a crear junto a amigos el primer club dedicado al freeski en la Argentina y me animaría a decir Latinoamérica.
También transformarse en uno de los entrenadores del equipo nacional, girando por el mundo con la selección argentina de freeski y equilibrándolo con las propias ganas de esquiar y aventurarse.
Una charla donde creo que el protagonista fue esa dificultad que tenemos algunos de nosotros en definirnos hacia el mundo, de ponernos un título o de que el mundo nos etiquete a partir de lo que creen ver.
Así charlamos hoy con Santi intentando darle un hilo conductor a tanta nieve, tantas curvas, tantas decisiones que se tomaron a partir de la necesidad de conexión con lo que uno hace, en este caso con la herramienta esquí, con la escenografía montaña y con dos palabras con las que si pudo definir el estar vivo…tener mecha.
