En la era de la posverdad, la percepción de la realidad y la aceptación de ciertos hechos se basan más en la manipulación emocional, la propaganda y las narrativas sesgadas que en la evidencia y los datos verificables.
Las personas pueden verse expuestas a una gran cantidad de información y desinformación, lo que puede dificultar la distinción entre hechos verificables y afirmaciones falsas.
¿Cómo protegernos de esta ola de desinformación y evitar ser replicantes de la misma?