La asertividad se sitúa en un punto intermedio entre la pasividad (permitimos que terceros decidan por nosotros, o que pasen por alto nuestros derechos) y la agresividad (no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas de los demás).
Consiste en no someterse a la voluntad del resto sino manifestar nuestras convicciones y defender nuestros derechos, sin imponerse a las convicciones y derechos de los demás de forma agresiva.
Es una forma de expresión congruente, directa y equilibrada, sin caer en la ansiedad, la culpa o la rabia.
La asertividad (o capacidad de aserción) está relacionada con la madurez de la persona, la autoestima, confianza en uno mismo o la falta de objetivos.
Lo bueno de todo es que ¡la conducta asertiva se puede entrenar! y veremos cómo hacerlo próximamente.
¿Te ha gustado? Mañana seguiremos hablando sobre este tema.
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Nos escuchamos pronto de nuevo. Hasta entonces... ¡que la innovación te acompañe!
