1.025.- Antonio Soler recupera en Los días del lobo la trágica memoria de su familia durante la guerra civil en Málaga y el espanto del éxodo por la carretera de Almería
(Entrevista de Manuel Sollo). "Despavoridos y hambrientos, silenciosos, agotados. Pretendieron huir del terror, pero la huida se convirtió en la esencia misma del terror". Febrero de 1937, el ejército golpista está a punto de tomar Málaga. Unas cien mil personas, la mayoría civiles, mujeres y niños, inician un éxodo por la carretera de Almería. Barcos franquistas, la aviación alemana y tropas italianas atacan sin piedad y dejan un reguero de varios miles de muertos en lo que andando el tiempo se ha conocido como “La desbandá”. Entre los huidos está la familia materna del escritor Antonio Soler, que recupera aquellos trágicos hechos en el libro El día del lobo. Son los recuerdos de su madre Libertad, que tuvo que llamarse Carmen, de su padre Antonio, carabinero en Madrid, de su tío Ramón, socialista exiliado, y de otros allegados. Pero sobre todo es la memoria dolorida de su abuela Josefa, que a modo de cuento infantil transmite a su nieto durante décadas este legado de sangre y fuego. Es un homenaje a los humildes que padecen la guerra, la represión, el miedo, el hambre, la venganza, los amenazantes colmillos de la fiera. Desde una mirada ecuánime, también es la denuncia de los errores republicanos, que abandonaron la ciudad a su suerte, y de la maldad de unos franquistas que trataron de ocultar la masacre de inocentes desarmados.