En 2004, apareció asesinada con un disparo en la cabeza la joven Sheila Barrero.
La Guardia Civil investigó y dio con un sospechoso: alguien de su entorno que tenía restos de pólvora en sus manos. Sin embargo los indicios no fueron suficientes para el juzgado, que terminó archivando el caso.
20 años después, ha prescrito. Su familia sigue clamando justicia para esta joven.