En Romanos 14:1-12, el apóstol Pablo aborda una cuestión que estaba provocando conflictos entre cristianos judíos y gentiles. Estas cuestiones tenían que ver con ciertos alimentos, y con guardar o no guardar ciertos días de la semana para la gloria de Dios. Sin embargo, desde un inicio, Pablo les dice que estas cosas son cuestiones de opinión. Una vez identificando el fondo del asunto, Pablo insta a los cristianos a recibir mutuamente a aquellos que tienen diferentes opiniones sobre ciertos asuntos no esenciales de la fe. Él advierte contra el juicio y la condenación hacia los demás, recordando que todos los creyentes son siervos de Dios y serán juzgados solo por Él. Pablo enfatiza la importancia de vivir en paz y armonía, evitando causar tropiezo o dolor a otros por cuestiones que son indiferentes para Dios. En última instancia, cada individuo rendirá cuentas a Dios, y Él es el único juez justo. Por lo tanto, Pablo insta a los creyentes a concentrarse en vivir para agradar a Dios y a buscar la paz y la edificación mutua. Sin embargo, hoy vamos a considerar algunas verdades importantes que nos involucran a nosotros. Ciertamente que entre nosotros no tenemos problemas con respecto a comidas o días de la semana; pero, hay verdades que debemos tener presentes, aunque tales controversias no existan. Esto lo haremos, respondiendo la pregunta, “¿A qué hermanos podemos recibir?”