Mientras predico este mensaje, tenga en cuenta de que el hombre en su espejo no es diferente del que miro todos los días. Con suerte, si hay alguien aquí esta mañana que nunca se ha dado cuenta de que es un pecador, esta hora será el momento en que encienda la luz y se vea a sí mismo como realmente es. De la misma manera, nosotros, los que somos salvos, necesitamos que se nos recuerde de vez en cuando que no tenemos motivo para gloriarnos ante el Señor. ¡Somos lo que somos por la gracia de Dios! Miremos esta mañana, entonces, al pecado en el espejo.