Al otro lado del mundo.
Aquí estoy, con la misma sangre, los mismos genes que corren por mi cuerpo, la sabiduría adquirida por retazos que se escapan como agua de río, y que solo se escuchan cuando las piedras chocan.
Aquí estoy, construyendo empresas que se hacen cada día más grandes, sueños que se desbordan como bocanadas de humo fresco entre los matorrales, y acompañado de ese adiós que nunca llego.
Aquí estoy, ¡y que se diga más fuerte! Y que mi nombre resuene como un consulado en los albores del desierto. Y que se diga que nada te pertenece, ni el más mínimo sentido de corrección, ni la lúgubre imagen de hace 40 años que ronda entre nuestros sentidos.
Tomemos unos minutos para descansar, para darle tregua al tiempo, para intentar abovedar estas palabras. Confesaré, por un lado, y sin que nadie enteré, que sí te necesité; te necesite como se requiere el agua en una tarde calurosa, como se necesita de alguien que te tome de la mano y te enseñe a mirar las estrellas, te necesite como se necesita una imagen a seguir, un sendero por donde pisar, una idea para saber construir.
Estas del otro lado del mundo, y ahí estas bien, no te reprocho nada, solo es este maldito orgullo que no me deja expresar lo que con tantas ansias he deseado decirte; solo es este silencio absurdo que se transmuta en una increíble fuerza interna, como un super poder que se vuelve insensible a cualquier estimulo paternal.
Allá estas, al otro lado, donde, por un tiempo, te convertiste en el final del arcoíris, donde mi ilusión siempre llegaba puntual al amanecer, a sembrar flores multicolores, con una ridiculez extrema y una cursilería que va más allá de lo imaginable.
Hoy te hablo aquí, porque siento la imperiosa necesidad de sacar todo esto que carcome por dentro y que me libera una vez dicho.
Te hablo aquí, por que no encuentro otra forma de decírtelo. Y aunque sé quizás nunca lo leerás, no tiene importancia, porque no te escribo a ti, me escribo a mí, y a todos esos años que estuve sin ti.
La tregua ha terminado; y aquí estoy yo, al otro lado del mundo, enviándote una templada felicitación como un hombre sin carga, como un liberto sin rostro que ha conquistado el mundo con sus palabras.
I. Sun
25.09.19