Para el poeta Jaime Sabines, Dios no es serio, juega con el ser humano y le hace sufrir, en ocasiones demasiado, como si no fuera consciente de las consecuencias. Es por ello que envía a sus hijos, como Buda, Cristo o Mahoma, con la esperanza de cambiar al hombre. Sin embargo, al no conseguirlo, envía a la muerte, la única real y eterna, que hace que el hombre tema de verdad y se aferre a la vida.