Llevo unas cuatro horas esperando. Bueno, tanto no. Pero no puedo saberlo con certeza, porque el móvil se ha quedado sin batería, y los de mi generación no llevamos reloj en la muñeca, porque con el sudor la correa desprende un hedor inmundo.
En este mini episodio de El Anecdotario, una historia de Lucía Benavente, desde las calles de Bogotá