Desde los cines Lumiere, estudiando el contexto de Tesalónica vemos cómo se ajusta a nuestra realidad. Desde allí podemos seguir firmes en el mensaje que lleva dos mil años transformando el mundo y siendo la sal que no permite que se pudra.
Sé que con este mensaje no voy a agradar a algunos, y caeré mal a los buenos.
Pero he decidido que mi mente esté cautiva de su Palabra. Que otros elijan a quién servir.