El hermano Ramsés Flores, ministro de Alabanza nos explica como la adoración es un deber de la iglesia. Todos somos llamados a adorar en lo individual y en la comunidad de creyentes.
La verdadera adoración es un reflejo de nuestra gratitud y de un corazón totalmente dedicado a Dios con un entendimiento de quien es Dios y quienes somos nosotros.
Adoramos a Dios porque es Dios, es Creador y es nuestro Pastor. Una adoración que es y será por siempre, el creyente adorará a Dios por toda la eternidad.