Rodrigo Soto.
"Cuando en la escuela nos enseñan los colores, nadie nos advierte nunca que un día perderemos la visión del rojo; esto lo aprendemos después, con familiares o con desconocidos, y no porque alguien nos lo diga claramente, sino de esa forma velada, un poco torcida, hecha de silencios incómodos y de frases inconclusas, como ocurren la mayoría de los descubrimientos importantes en la vida. Pero una cosa es comprender que esto le sucede a otros, y otra muy diferente asumir que también nos ocurrirá algún día…"
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