Lucas 24: 30-32
Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: “¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!”
Preguntas
Estamos viviendo la vida en piloto automático o reconocemos a Dios en nuestras rutinas?
Qué “bendiciones” nos ha partido el Señor últimamente y no lo hemos notado?