Para Marco Aurelio, la ira es una pérdida de control que daña tanto por fuera como por dentro. Inspirado por el estoicismo, propone reconocerla, examinarla y responder desde la razón, no desde el arrebato. La serenidad no significa tolerar la injusticia, sino enfrentarla sin parecerse a lo que criticamos, recordando que el verdadero poder está en gobernarse a uno mismo.