En este mensaje, se aborda la problemática de los celos dentro de la iglesia, destacando su potencial destructivo en las relaciones y su interferencia con el plan de Dios para la vida de los creyentes.
Basándose en el pasaje de Juan 3:22-36, señala cómo los celos surgieron entre los discípulos de Juan al ver que la gente se dirigía a Jesús para ser bautizada. Destaca que los celos pueden desequilibrar emocionalmente a las personas, provocando discordia y obstaculizando el crecimiento espiritual.