Marcos 16:1-8 relata el momento en que María Magdalena, María madre de Jacobo y Salomé llegan al sepulcro de Jesús para ungir su cuerpo con especias, pero se encuentran con que la piedra que cubría la entrada había sido removida. Al entrar al sepulcro, ven a un joven vestido de blanco sentado a la derecha, quien les dice que Jesús ha resucitado y no está allí. Les encarga llevar la noticia a los discípulos y a Pedro, diciéndoles que Jesús los verá en Galilea, tal como él les había dicho antes de su crucifixión. Las mujeres, llenas de temor y asombro, huyen del sepulcro y no dicen nada a nadie porque están atemorizadas. Este pasaje resalta la sorpresa y el desconcierto inicial de los seguidores de Jesús ante su resurrección, así como la comisión de llevar la noticia de su resurrección a los demás.