Todos los días nosotros jugamos a ser Dios. Nos encanta juzgar a los demás basados en lo que nosotros vemos o entendemos.
La historia de hoy te dará una gran enseñanza, y te mostrará porque no debemos juzgar a los demás. Además, podrás conocer el poder que existe en ayudar a quienes más lo necesitan.
No nos engañemos pensando que nuestras oraciones son suficientes, tenemos que poner acción y bendecir a quienes lo necesitan, al final del camino, nosotros recibiremos lo mismo que hemos sembrado.