Entre el 1 y 2 de febrero de 1959 nueve excursionistas, que eran estudiantes del Instituto Politécnico de los Urales y expertos en esquí de fondo, fueron hallados muertos en un campamento en un paso de montaña en los Urales, Siberia.
Sus cuerpos fueron encontrados dispersos alrededor del campamento, con varios traumatismos severos, y su tienda de campaña tenía un corte que había sido hecho desde el interior, sugiriendo que habían tratado de escapar de alguien o algo que estaba adentro.