Era una calurosa noche de verano del año 1976 en Gáldar, Gran Canaria- cuando el doctor Julio Francisco Padrón acudía apresurado con Dámaso Mendoza a la casa de su madre, para atenderla ya que había empeorado.
De pronto, empezaron a sentir una extraña presencia acompañándolos en la ruta
La cual estaban a punto de ver al seguir avanzando por el camino