Todos los días tenemos la elección de sembrar duda, miedo e incertidumbre en nuestra mente. Y eso es lo que cosecharemos. También tenemos la opción de no sembrar nada. Y creer que la vida significa mantenernos sobreviviendo con lo que se nos dio. A eso no se le llama destino. Se le llama no tener voluntad para cambiar nuestra realidad.