Higinio Rosón nos habla sobre este poema, el cual refleja el enfoque característico de Sabines hacia la poesía: íntimo, honesto y profundamente humano. En él, el poeta aborda su relación con Dios desde una perspectiva muy personal, apartándose de los convencionalismos religiosos. Sabines pinta a Dios como alguien accesible, errático y, sobre todo, cercano a las experiencias humanas.