¿Alguna vez has sentido el peso del tiempo escapándose como arena entre los dedos? En un mundo que corre a toda prisa, persiguiendo ilusiones de permanencia, el Salmo 90 nos detiene en seco.
Esta es una oración escrita por Moisés en el corazón del desierto, donde una generación entera se desvanecía bajo el juicio de Dios (Números 14:29–35). Imagina el polvo levantándose con cada nuevo entierro, el silencio de tiendas vacías, el lamento de madres que enterraban a sus hijos. Moisés, testigo de todo ello, no solo clama por alivio, sino por sabiduría que trasciende el tiempo.