Hay momentos en los que Dios ya habló, pero el corazón aún duda. Buscamos señales externas cuando en el fondo el Espíritu ya confirmó lo que debemos hacer. La confirmación necesaria no siempre llega con una voz audible, sino con paz en medio del ruido, con puertas que se alinean y convicciones que no se apagan. A veces, lo que esperamos oír de nuevo, Dios ya lo dijo la primera vez. Este es el tiempo de confiar, de avanzar con fe y obedecer sin miedo, porque cuando la instrucción viene del cielo, la confirmación llega en el camino.