Bienvenidos a otro episodio de El Día de la Marmota, donde desenredamos las grandes inquietudes de la vida moderna. Hoy quiero hablar de algo que puede parecer contradictorio: vivimos rodeados de ruido, tanto literal como figurado, pero cuando por fin conseguimos un momento de silencio, muchas veces nos incomoda. ¿Por qué ocurre esto?
El silencio debería ser un refugio, un lugar de paz. Sin embargo, para muchos, es un vacío que queremos llenar a toda costa. Ponemos música de fondo, encendemos la tele, revisamos el móvil, cualquier cosa para evitar ese espacio en blanco. ¿Qué es lo que nos asusta tanto del silencio? Vamos a explorarlo.